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“Niñas y adolescentes sin violencia”: un proyecto de impacto

Erika Yamada, Coordinadora de Estados y Proyectos

En el año 2021, Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia A.C. (Equidad) recibió una subvención del Fondo Fiduciario (FF) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Eliminar la Violencia Contra la Mujer para la implementación del proyecto “Niñas y adolescentes sin violencia”. El FF es uno de los principales mecanismos globales de concesión de fondos exclusivamente dedicado a abordar la violencia contra niñas y mujeres, y está administrado por ONU Mujeres. Cabe mencionar, que fueron miles y miles de organizaciones en todo el mundo que aplicaron a esta convocatoria, y solamente menos del 1% de las propuestas fueron seleccionadas. Con mucho orgullo, comparto que esto quiere decir que desde Equidad pudimos demostrar la experiencia y los conocimientos especializados en materia de prevención y atención a la violencia contra niñas y mujeres, sobre todo en situaciones de marginación en espacios comunitarios, aunado a que presentamos una propuesta integral y muy ambiciosa. 

Debido al confinamiento por COVID-19 se suscitó un incremento de la violencia de género a nivel nacional e internacional, particularmente de la violencia sexual ya que niñas, adolescentes y mujeres se encontraban encerradas con sus agresores. Incluso, desde antes de la pandemia, el abuso sexual infantil es una problemática muy grave que permea en México y afecta el desarrollo, el bienestar y los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes. Tomando en cuenta este contexto, es que pensamos en este proyecto e iniciamos con su ejecución el 15 de mayo de 2021.

El objetivo principal de este proyecto es la prevención y atención de la violencia sexual contra niñas y adolescentes y embarazo infantil y adolescentes producto de violencia en los estados de Edomex, Puebla y Tlaxcala. Seleccionamos 3 municipios prioritarios en cada estado con base en distintos indicadores de violencia contra niñas y mujeres, así como otros de vulnerabilidad social. En cada uno, se formaron equipos de promotoras que son quienes implementan las actividades territoriales, junto con las líderes estatales que las coordinan, tanto a ellas como las acciones en cada estado. 

Entre las estrategias planteadas para la prevención y atención de la violencia, se destaca: la educación y movilización comunitaria y el fortalecimiento de capacidades y herramientas en temas de género y violencias a niñas, adolescentes, funcionariado público, docentes y madres, padres y personas cuidadoras, a través de talleres, pláticas, jornadas lúdicas, webinars, foros, pintas de barda, perifoneo, difusión en redes sociales, entre otras actividades; la orientación integral de casos de violencia sexual a través del acompañamiento a niñas, adolescentes y mujeres sobrevivientes y víctimas y la canalización a los servicios e instituciones correspondientes; la conformación de redes municipales para fortalecer la respuesta comunitaria ante casos de violencia; y la incidencia política a nivel federal, estatal y municipal mediante reuniones, foros y actividades para la generación de alianzas institucionales que coadyuven a la prevención, atención y erradicación de las violencias contra niñas y mujeres.

Las numerosas estrategias y actividades que se han llevado a cabo han tenido impactos muy significativos en los municipios en los que estamos trabajando. Estamos a aproximadamente un mes de terminar el Año 2 de este proyecto y las compañeras que realizan el trabajo territorial han atendido y apoyado a más de 1,500 niñas, adolescentes y mujeres sobrevivientes de violencia. Asimismo, se han fortalecido alianzas con diversos sectores poblacionales, se han creado convenios con instituciones municipales y estatales, se ha sensibilizado a miles y miles de niñas, niños, adolescentes, madres, padres, personas cuidadoras, docentes, funcionariado público y población en general en torno a estos temas. Todavía queda un año de proyecto y mucho qué hacer, sin embargo, definitivamente ésta ha sido una iniciativa que tendrá que ser replicada en otros municipios y estados, ya que se ha demostrado que es posible y muy necesario crear una respuesta comunitaria ante la problemática de la violencia contra niñas, adolescentes y mujeres.