Las feministas de todo el mundo se han unido en un momento de organización colectiva para delinear los principios fundamentales para una recuperación justa y resiliente de la pandemia mundial actual, así como para hacer un seguimiento de las respuestas y fomentar la acción colectiva de las feministas de todo el mundo.
Esta publicación se encuentra originalmente en Medium.
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SOLIDARIDAD FEMINISTA PARA UNA RESPUESTA COLECTIVA FRENTE AL COVID-19
Por Bridget Burns y Emilia Reyes
Hoy nos unimos a través de un trabajo voluntario para lanzar www.feministcovidresponse.com, un portal que provee datos en línea e información sustancial sobre principios y acciones feministas, así como las diferentes respuestas políticas que se están dando frente a la crisis del COVID-19.
Nos encontramos viviendo una crisis mundial sin precedentes. Una pandemia global que no aporta al equilibrio, sino todo lo contrario, exacerba, magnifica y visibiliza la preocupante situación que vivimos respecto al cambio climático y el incremento de las desigualdades en el mundo. Estamos en un momento que nos demanda la creación de un cambio urgente y sistémico debido a las profundas fallas que podemos observar en la organización de nuestras sociedades. Es un momento de ajuste de cuentas, de revaluar los trabajos que consideramos esenciales y de pensar nuevas formas para consolidar comunidades resilientes capaces de proporcionar protección y atención social a toda su población de forma igualitaria.
Para las defensoras feministas trabajar en las intersecciones de múltiples formas de crisis no es una tarea nueva, pues a medida que la conciencia del mundo se despertaba con los alarmantes datos que el avance de la pandemia nos mostraba, sólo nos tomó unos días para que las redes feministas globales se unieran para compartir reflexiones sobre la crisis y como podíamos trabajar en conjunto los nuevos retos que se aproximaban.
Muchas de estas redes habían pasado los meses de enero y febrero elaborando nuevas estrategias para la 64ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) que se realizaría en Nueva York a principios de marzo y proponía una revisión crítica de la Plataforma de Beijing para la Acción – firmado por los gobiernos en 1995. La CSW se canceló a finales de febrero, la primera conferencia de la ONU cancelada por el impacto causado por el coronavirus. Para estos grupos de feministas, además de las preocupaciones locales y nacionales, se sumo la incertidumbre de los esfuerzos multilaterales para abordar la crisis debido a que la efectividad de las respuestas se veía en riesgo.
A través de muchos años de activismo y trabajo conjunto, hemos construido grandes amistades y alianzas significativas por lo que la necesidad de escuchar sobre las diferentes realidades que estaban surgiendo en contextos específicos y la socialización de nuestras experiencias y preocupaciones personales nos llamaba a la acción para hacer frente a la situación actual con una respuesta colectiva.
En nuestra primera convocatoria a finales de marzo, la agenda era bastante simple: ¿Cómo estás? ¿Cómo te has sentido? ¿Qué haremos para responder a esta crisis? Las voces tanto familiares como desconocidas de las activistas que se unieron estaban cargadas de claridad y serenidad. Fue una intensa llamada de hora y media, con una multiplicidad de dimensiones: compartimos informes sobre desafíos locales y comenzamos a analizar la situación actual desde diferentes ángulos. Pero, sobre todo, compartimos nuestras experiencias personales y nos acompañamos en nuestros miedos colectivos.
Esa llamada tuvo como resultado una serie de reflexiones clave que enmarcan nuestro trabajo a corto plazo:
- Primero, acordamos que esta es una crisis profundamente sensible y personal que se esta afrontando por todas y cada una de las personas en sus propias formas y contextos. Ahora más que nunca, necesitamos fortalecer el liderazgo feminista en la promoción del autocuidado, la empatía y la compasión, no solamente con nuestro entorno sino también con nosotras/os mismas/os, ya que sólo así podremos llegar a más personas y encontrarnos rodeadas por la solidaridad feminista.
- Segundo acuerdo: este es un momento que exige revalorar, resignificar y centrar el cuidado. El mundo está entendiendo en qué han estado trabajando las feministas durante décadas: una reevaluación a gran escala de qué trabajo es “esencial”. Con esto, llega un análisis con perspectiva de género sobre lo que esta ocurriendo en esta crisis y quienes se encuentran en el frente más vulnerable. Más aún, surge una preocupación acerca de aquellos cuyo trabajo ya es informal, precario y que no pueden tener acceso a medidas de protección social, incluso cuando tales medidas son obligatorias para los gobiernos.
- Como un tercer punto, encontramos que esta crisis se entrelaza profundamente con la migración y la justicia migratoria: es necesario entender en el contexto de los derechos humanos las consecuencias que se han provocado por el cierre de fronteras y la implementación de medidas punitivas y autoritarias a largo plazo.
- El impacto en el cumplimiento y aplicación de los Derechos Sexuales y Reproductivos (DDSSRR) será devastador. Ya estamos viendo que los servicios esenciales de los DDSSRR se han considerado como “no esenciales” en distintas partes del mundo, todo en el marco de una emergencia de salud pública y una infraestructura de salud que se ha visto gravemente afectada y rebasada.
- Finalmente, esta pandemia requiere soluciones que se enmarcan en un contexto de justicia global. Nos preguntamos cómo sería nuestra intervención a esta crisis desde una perspectiva equitativa y cuáles serían las medidas a considerar contemplando las particularidades de los países en desarrollo y los países menos adelantados para una respuesta justa a la situación que estamos viviendo.
Acordamos que la promoción de la acción colectiva sería fundamental como punto de partida, por lo que nuestra primera iniciativa fue desarrollar un conjunto de principios que definieran el camino de trabajo de una respuesta feminista ante el COVID-19. Nos encontramos muy orgullosas/os de compartir estos principios a nivel mundial a continuación:
- Priorizar el bienestar de todas las personas de manera interseccional.
- Garantizar la salud y la seguridad de todas y todos, incluidos los Derechos Sexuales y Reproductivos.
- Promover un cambio integral de paradigma, confiando en un financiamiento adecuado y equitativo.
- Fortalecer los valores democráticos.
- Promover una transición justa y equitativa para las personas y el planeta.
- Trabajar dentro de un marco de cooperación, multilateralismo y justicia global.
La promoción, protección y cumplimiento de los derechos humanos y la igualdad de género se construirá a través de la transversalización y aplicación de estos principios.
Además, como parte de nuestras reflexiones colectivas, encontramos que i) hubo una gran cantidad de trabajo y análisis feminista publicado en respuesta al COVID-19, ii) también, a través de una investigación y un rastreo de información hallamos respuestas políticas y comunitarias que parten desde distintas miradas, algunas progresivas y otras desde un punto de vista regresivo y, iii) observamos la necesidad de desarrollar herramientas digitales desde una visión y colaboración feminista para apoyar a las activistas y organizaciones que lo necesiten.
En los primeros dos puntos a continuación, el colectivo trabajó voluntariamente en la construcción de un portal con una base de datos abierta donde se puede encontrar el trabajo que están realizando las activistas feministas en respuesta a la crisis del COVID al redor del mundo. El proyecto se ha convertido en un poderoso espacio para concentrar el esfuerzo colectivo y promete ser una fuente importante para múltiples acciones futuras. El sitio contiene cuatro secciones clave:
- Los Principios para la respuesta, descritos anteriormente.
- Un buscador especializado que muestre las políticas, leyes, medidas temporales o respuestas observadas por país y por tema (por ejemplo, DDSSRR o educación).
- Diálogos en línea. Se creo un espacio abierto al diálogo donde se han realizado talleres en línea para llevar a cabo debates sobre las intersecciones de género, feminismo, cuidado, derechos de las mujeres y COVID-19.
- Recursos. Esta sección contiene una colección de experiencias, declaraciones y análisis feministas, recursos de ayuda mutua y herramientas de organización.
Se ha creado un sitio dinámico, con características innovadoras y nuevos datos que se van actualizando de forma semanal gracias al arduo trabajo de un equipo de más de 25 investigadores voluntarios/as de todo el mundo. En el transcurso de las próximas semanas se publicará un formulario público que permitirá a las personas descargar diversos análisis e información que se ha omitido hasta el momento.
En cuanto a la organización digital, si bien sabemos que hay una gran cantidad de herramientas y plataformas disponibles para organizar foros y conferencias virtuales, escribir colectivamente y hacer una lluvia de ideas de medios digitales, llegar a grandes audiencias en línea y más, también hay una variedad de desafíos para acceder y entender este tipo de tecnologías. La brecha digital, así como la falta de información sobre cómo usar las diversas plataformas que existen, a menudo limitan las oportunidades de las feministas (y de todas/os) de participar en la organización virtual. Para responder a esto, miembros del colectivo del Women’s Environment and Development Organization (WEDO) y Women Engage for a Common Future (WECF) crearon una guía con tres recomendaciones para lograr la organización de reuniones virtuales, centradas en tres tipos de habilidades para crecer juntas, al que se puede acceder aquí. Las recomendaciones fueron un éxito con feministas de todo el mundo ya que les permitió explorar nuevas posibilidades, intercambiar conocimientos técnicos y mejores prácticas sobre cómo manejar los riesgos y desafíos actuales para las activistas en la era digital.
¿De qué hablan algunos de estos recursos?
Las respuestas feministas han sido diversas y sustanciales para esta transformación, algunos de los temas que se están trabajando son:
Financiamiento feminista. “Un grupo de financiadores filantrópicos, comprometidos con los principios de financiación feminista que incluyen flexibilidad y autodeterminación, están liderando el camino para proporcionar apoyo y flexibilidad a sus beneficiarios durante la pandemia de COVID-19”. Leer aquí.
Llamados a la acción. A principios de abril, miles de organizaciones e individuos firmaron la Llamada para una Política Feminista de COVID-19 de la Feminist Alliance for Rights, “para exigir a los Estados que adopten una política feminista para abordar los desafíos extraordinarios planteados por la pandemia COVID-19 de una manera consistente con los estándares y principios de los derechos humanos”.
Recursos. Múltiples redes feministas actuaron rápidamente para participar en la ayuda mutua. OutRight Action International lanzó el Fondo de Emergencia LGBTIQ+ COVID-19, para responder a las necesidades urgentes de las personas y comunidades LGBTIQ+ de todo el mundo, particularmente en el Sur global. Otro ejemplo, es el Fondo de Acción Urgente que abrió un Fondo de Crisis COVID para activistas feministas donde se busca ayudar desarrollando recursos que sean de utilidad para las activistas que se encuentran en las primeras líneas de acción ante el brote del COVID-19. Y más allá de los financiadores feministas tradicionales, colectivos como Women2030 y el Grupo Principal de Mujeres han estado reorientando la programación y los apoyos para dar respuesta a las acciones urgentes que demanda la realidad actual y ante todo se esta buscando una conciencia resiliente que fortalezca a las comunidades frente a la crisis.
Respuestas localizadas. FEMNET, la African Women’s Development and Communications Network lanzó una campaña llamada #DignifiedResponse, mientras se construye una plataforma que pueda visibilizar las historias africanas, el impacto causado por esta crisis y sus respuestas a la pandemia.
Análisis. Uno de los aportes clave que muchas feministas y organizaciones han estado haciendo es proporcionar diferentes análisis respecto a la crisis actual, desde una perspectiva crítica de género y derechos humanos, con el objetivo de garantizar que se tomen en cuenta las grandes desigualdades en los impactos de esta crisis y centremos las soluciones feministas en la construcción de una recuperación justa.
¿Qué sigue?
La solidaridad global es el punto de partida. A través de ella podremos trazar posibles escenarios, reaccionar de manera efectiva, cambiarlos dentro de nuestras capacidades e imaginar un futuro posterior a la pandemia que sea justo y equitativo. Queremos promover la acción colectiva y estos son nuestros impulsores y medios para lograrlo.
Investigar, desarrollar y compartir todo el trabajo que llevamos a cabo para proponer acciones colectivas es parte de nuestro objetivo: lo primero es establecer la infraestructura y las metodologías que construyan las bases del momento para después crear una respuesta colectiva. Esperamos poder promover un trabajo más articulado que encare los desafíos urgentes a nivel mundial que esta pandemia advierte. Nuestra estrategia contempla acciones como:
- Buscamos apoyar campañas específicas y trabajar para la cancelación de la deuda a nivel mundial: un tema que las feministas conocen desde hace mucho tiempo y que afecta directamente el presupuesto fiscal disponible para que los países promulguen políticas en beneficio de la igualdad de género y la integridad ambiental.
- Entendemos que la lucha social por la justicia redistributiva es indispensable para promover impuestos progresivos, así como la erradicación del abuso fiscal corporativo y la evasión fiscal; en otro plano, para denunciar la captura corporativa de la respuesta a todos los niveles.
- Consideramos que contribuir a un enfoque conjunto ayuda a fortalecer el multilateralismo en este momento, a través de procesos inclusivos, transparentes y de compromiso con iniciativas democráticas será de gran valor para desafiar los enfoques empresariales tradicionales que actualmente operan; un ejemplo de esto se puede observar en como las corporaciones están utilizando los derechos de propiedad intelectual y las cláusulas comerciales para beneficiarse de las vacunas, los tratamientos médicos, la tecnología e incluso los sistemas alimentarios.
Estaremos revisando colectivamente los desafíos que abordaremos juntos/as, y no tenemos duda alguna de que nuestras voces contribuirán a un llamado global más amplio para un cambio de paradigma significativo en lugar de un retorno a una “normalidad” injusta.
Seguiremos trabajando y manteniendo una comunicación fuerte y constante para encontrarnos con esas voces inspiradoras y comprometidas con el cambio. Estar unidas es un acto político. Nuestras comunidades, aliados, socios, amigos, es lo que impulsa respuestas efectivas y resistentes ante la crisis actual. La organización feminista, los principios y la solidaridad frente al COVID-19 pueden ser un poderoso impulsor de la transformación.
Emilia Reyes es la directora del Programa de Políticas y Presupuestos para la Igualdad y el Desarrollo Sostenible, en la organización feminista mexicana Equidad de Genero: Ciudadanía, Trabajo y Familia. Activista y experta en políticas públicas y presupuestos sensibles al género y desarrollo sostenible, incluida la gestión integral del riesgo de desastres y el cambio climático. A nivel global, es la ex copresidenta de los Grupos principales de HLPF y otros Mecanismos de coordinación de partes interesadas, y Socia Organizadora del Grupo Principal de Mujeres para la Agenda de Desarrollo Sostenible. Ella es la co-responsable del Grupo de Trabajo de Mujeres sobre Financiación para el Desarrollo.
Bridget Burns es la directora de la Women’s Environment and Development Organization (WEDO) en los Estados Unidos. Activista feminista y ambientalista, Bridget se especializa en la promoción de políticas, investigación y construcción de movimientos en la intersección de la igualdad de género, los derechos de las mujeres y el medio ambiente / justicia climática. Bridget sirve como punto Co-Focal del Grupo de Mujeres y Género, que apoya la participación política de los defensores de los derechos de las mujeres en el proceso climático de las Naciones Unidas.