Los países del norte global, que representan solo el 16% de la población mundial, son responsables del 92% del exceso de emisiones de CO2 y el 74% del uso excesivo de recursos materiales.
Este desequilibrio se traduce en una dependencia del sur global para la extracción de recursos, mientras el norte consume y evade su responsabilidad ambiental, perpetuando una forma de colonialismo ecológico.
En la segunda entrega de una serie de tres artículos, la economista feminista Emilia Reyes, integrante de Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, A.C, señala que iniciativas como los Nuevos Pactos Verdes en el norte global no abordan el problema estructural, ya que siguen fomentando el crecimiento económico exponencial y la explotación de recursos del sur.
El “colonialismo verde” implica que, aunque se promueva una transición a energías renovables, ésta no implica una reducción real de la base energética, sino una expansión que impacta negativamente en la biodiversidad y ecosistemas del sur global.
Además, el sector decrecentista señala que estas políticas crean desigualdades y “zonas de sacrificio” tanto en el norte como en el sur, donde las poblaciones más vulnerables sufren los efectos de estas prácticas extractivistas.
El decrecimiento económico propone una transformación radical que implique reducir sectores nocivos como la industria militar, la publicidad y la agricultura industrial, y reorientar las inversiones hacia sectores que respeten los límites planetarios.
Este movimiento aboga por una transición justa y equitativa que desmantele las estructuras capitalistas actuales, destacando la necesidad de reducir la concentración de riqueza y el poder de las élites económicas que se benefician de la explotación global.
Finalmente, se critica a los gobiernos y la ciudadanía del norte global por su inacción ante la crisis climática y se enfatiza la importancia de una conciencia global que promueva cambios estructurales, reparaciones y justicia global, más allá de las medidas locales o superficiales.
PUNTOS IMPORTANTES
- Responsabilidad de los países del norte global: Aunque representan solo el 16% de la población, son responsables del 92% del exceso de emisiones de CO2 y del 74% del uso excesivo de recursos globales.
- Colonialismo atmosférico y material: Los recursos del sur global son explotados para sostener el consumo del norte global, lo que evidencia una colonización no solo territorial, sino también atmosférica.
- Críticas a los Nuevos Pactos Verdes (GND): Estas políticas del norte global no implican una transformación estructural real, sino que dependen de la extracción de minerales y recursos del sur global, perpetuando el colonialismo verde.
- Impacto en los ecosistemas del sur global: Los megaproyectos para energías renovables en el norte global aumentan la presión sobre los ecosistemas del sur, acelerando la destrucción de la biodiversidad.
- Límites planetarios: El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son los dos límites más críticos; superarlos tendrá consecuencias irreversibles en otros aspectos ecológicos.
- Desigualdades creadas por el crecimiento económico: El modelo de crecimiento del norte global genera “zonas de sacrificio verde”, donde se destruyen territorios y se agravan las desigualdades sociales.
- El decrecimiento como alternativa: Propone reducir sectores nocivos (milicia, publicidad, transporte aéreo) y reorientar la economía hacia sectores sostenibles y sociales.
- Desinversión selectiva y transición justa: El decrecimiento sugiere desinversiones en sectores dañinos y una transición que respete los derechos laborales y la igualdad de género.
- Redistribución de riqueza: El sector decrecentista critica la acumulación de capital por las élites y propone reducir la concentración de riqueza tanto en el norte como en el sur global.
- Implicaciones fiscales: La justicia fiscal debe ser parte de una estrategia que implique reformas estructurales para evitar la perpetuación del daño ecológico y social.
- Transformación local y global: Las propuestas de decrecimiento incluyen economías locales, democráticas y autónomas, pero también exigen responsabilidad global para desarticular las dinámicas coloniales.
- Rol de la ciudadanía del norte global: Deben exigir cambios radicales que incluyan la reducción de su economía y reparaciones hacia el sur global.